Reflexión Dominical / Oscar Uzín, OP

abril 26, 2010

El ser humano frente a Jesús – Domingo 25 Abril 2010 — Reflexión nº 932

Filed under: Uncategorized — Oscar Uzin @ 12:35 am

Las tres lecturas bíblicas presentadas hoy se refieren a Jesús de Nazaret, nacido en Belén; muerto y resucitado en Jerusalén hace más de veinte siglos. Esta frase inicial resume la totalidad del cristianismo. Por otra parte, el cristianismo actual presenta muchos elementos relacionados con Jesús de Nazaret en los dos milenios transcurridos desde su muerte.

El primer elemento, presentado después de la muerte de Jesús, por sus amigos y amigas, fue totalmente extraordinario: la salvación de su vida completa después de su muerte en la cruz. Es decir, la declaración que sus amigos y amigas presentaron a la sencilla humanidad de 21 siglos atrás: Jesús, muerto en una cruz y enterrado, ya no está allá. Jesús ahora vive.

Es importante que los cristianos y cristianas sean conscientes de lo que los discípulos presentaron a la humanidad tres días después de la muerte de Jesús. La frase fue sencilla: “Jesús Vive”. Esto no se explica. Una de dos: o se lo acepta, o se lo rechaza. Los que aceptan son cristianos y cristianas, desde hace veinte siglos. Los que rechazan son el resto de la humanidad.

Aunque esa frase es sencilla, tiene en sí misma la capacidad de dirigir por completo la vida de una persona. Pero no es una vida sencilla. Exige algo muy difícil a todos; aceptar gratuitamente y para siempre algo que no se puede comprender ni explicar. Muchos cristianos afirman que lo han aceptado. Pero sólo un verdadero examen de conciencia lo determina.

La persona que lo logra, cambia extraordinariamente su vida. No de golpe, sino paso a paso, asume una forma distinta de vivir, que es invisible para los demás. Esa nueva vida es el resultado de su propia realización, al haberla entregado, silenciosa y totalmente, a Jesucristo. Es una vida que no puede ser explicada a nadie, pero que transforma totalmente a la persona.

¿Es posible que una persona, masculina o femenina, acepte esa nueva vida en este tiempo y en este lugar? ¿Y que decida realizar esa transfiguración en sí misma? Al parecer, viendo el mundo actual, tal forma de vivir es ridícula. Pero eso sólo puede saberlo una persona que decide voluntaria y calladamente vivir de esa manera. ¿En este siglo veintidós?

Cuando Jesús comenzó a llamar a varones y mujeres de su tiempo para vivir con ellos de acuerdo a sus enseñanzas, algunos aceptaron el llamado. Los evangelios lo presentan así en la Biblia. El hecho de que la historia de Jesús sigue existiendo en estos tiempos parece demostrar que sí, que hay personas que comienzan a caminar con el invisible Jesús de Nazaret.

abril 14, 2010

El ser humano frente a Jesús – Domingo 18 Abril 2010 — Reflexión nº 931

Filed under: Uncategorized — Oscar Uzin @ 5:06 pm

La lectura bíblica de hoy presenta la mayor parte del último capítulo del evangelio de San Juan (21:1-19). Se escucha una sección de la despedida de Jesús y sus discípulos, y el Señor enseña algo importante al principal, que es Simón Pedro: “Cuando eras joven, tú mismo decidías lo que harías. Pero cuando llegue tu vejez extenderás los brazos, y otros te cubrirán y te llevarán a donde no quieres ir”.

Esta larga escena final es importante, profunda, hermosa, y exige un buen trabajo para comprender y explicar su significado. Es muy conveniente verla por partes. Los entusiastas, con una sola y cuidadosa lectura total, tengan cuidado si quieren recordar el texto. Incluso los que quieren explicar sólo una buena parte del significado, conozcan bien todo el texto, que es una extensa escena formada por muchos elementos.

La primera sección del texto completo presenta a los siete discípulos que estaban en una barca con el plan de pescar peces incluso en la noche oscura que pronto los coge. Eran Simón Pedro, Tomás el Mellizo, Natanael de Galilea, los dos hermanos Zebedeos, y otros dos discípulos anónimos. Siete, en total, que tratan de pescar algunos peces, pero no lo logran.

Al amanecer, Jesús aparece en la orilla del lago. Viendo que los pescadores no pescaron nada, les dice: “Echen la red al lado derecho”. Y el milagro de muchos peces vivos es el regalo del Varón desconocido. Frente a eso, el discípulo anónimo que quería pertenecer a Jesús lo reconoce y le dice: “¡Es el Señor!” Pedro y los otros discípulos corren a la barca y en ella encuentran al Señor Jesús, comenzando a preparar los peces para repartirlos. Simón Pedro sube a la barca “y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta en total”.

Pronto, Jesús invita a todos los presentes a comer. Terminada la cena, todos siguen en silencio. Saben quién está al frente, pero no se atreven a nombrarlo. Hasta que Jesús habla con sencillez. “Simón, ¿estás conmigo?” El pescador dice: “Tú sabes bien que soy tuyo”. Jesús responde: “Cuida mis corderos”. Por segunda vez, y luego por tercera vez, Jesús prueba a Pedro: “Simón, ¿estás conmigo? El pescador responde: “Señor, tú sabes todo. Sabes que yo te pertenezco”. Jesús le dice: “Apacienta mis ovejas”.

Y finalmente declara: “Cuando eras joven, hacías lo que querías. Pero cuando seas viejo, otro te ceñirá y te llevará donde no quieres ir”. Fue la forma en que Jesús selló la muerte con que Pedro daría gloria a Dios. Y luego le ordenó: “¡Sígueme!” Así será con todos los seres humanos.

abril 10, 2010

Camino de Salvación — Domingo 11 Abril 2010 — Reflexión nº 930

Filed under: Uncategorized — Oscar Uzin @ 10:36 pm

La Semana Santa mostró que el gran milagro de Jesús fue su resurrección, después de haber pasado por la muerte. Hace más de veinte siglos que la humanidad tuvo fuerza para aceptar lo que parecía imposible: la muerte del Hijo de Dios. Pero las iglesias creyeron, desde el fondo de sus vidas, en la grandeza definitiva de la resurrección. Cuando se habla del cristianismo, se comienza con la afirmación de la vida después de la muerte.

Las grandes fuerzas de la humanidad fueron, primero, la lucha contra el pecado que se niega a seguir el camino de Jesús. Pero después viene la decisión de vencer al mal y dar vida al bien. La lucha entre ambos es continua, pero el ejemplo del Hijo de Dios abre el camino de la búsqueda de fe. La lucha para vencer al mal se hace sagrada en la Cruz de Jesús.

La palabra escrita por Dios había comenzado con la versión bíblica del primer Testamento. Yahvé-Dios continuó el trabajo comenzado y lo bendijo y santificó. Pero la humanidad que tiene fe también quiso completar su obra, y Yahvé-Dios declaró: “No es bueno que el hombre esté solo. Voy a darle una ayuda adecuada” (Génesis 2:18).

Como dice la leyenda, Dios envió un profundo sueño sobre el varón y le sacó una de las costillas, rellenando lo vacío. Se formó una mujer y se la llevó ante el varón, que exclamó: “Ahora sí que eres hueso de mis huesos y carne de mi carne. Serás llamada mujer, porque del varón has sido tomada. Y los dos serán una sola carne” (Génesis 2:23-24).

Esa promesa es hermosa pero difícil de realizar. Todas las naciones sufren porque ven la intolerancia en ambos lados. El varón es el que quiere dirigir el mundo. La mujer es la que quiere dirigir la casa. O tal vez lo contrario, poco a poco. Lo ideal, nos dicen los sabios, es que el amor entre lo varonil y lo femenino sea la sagrada y perfecta situación. Hacen pocos días que los astronautas comenzaron su nuevo vuelo a la Luna , donde la presencia del agua es ya segura para sostener la vida. ¡Allí fueron varones y mujeres!

Pero allí se presentan varias dificultades. La Tierra ha comenzado a sufrir diversos terremotos en varios lugares de nuestro mundo. No han sido todavía demasiado fuertes, aunque varias personas hayan muerto, y no se sabe lo que sucederá a partir del siglo 21. Se teme un futuro crecimiento de desastres naturales que traigan la desgracia a diversos lugares de nuestro planeta viviente. Frente a eso, la humanidad no tiene poder. Nunca se sabe lo que sucederá mañana, pero todos debemos estar preparados para nuestro destino. Pero hay muchos varones y mujeres que confían humildemente que la presencia invisible de Dios protegerá a la humanidad.

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